Ese día se marcó tan preciso en mi piel
Para torturar cruelmente las ideas erróneas de mi ayer,
Y hoy las cicatrices se cubren con las sombras
De aquellas lagrimas que mueren en mis labios
Después de su nostálgico viaje a través de mi rostro.
Quizás se cubra de dolor mi alma
Pero una parte de mi aún se aferra
Al sueño infinito que desató una sanguinaria guerra,
Ese pensamiento tan optimista,
De que pronto vendrá del cielo un ángel que me cubrirá con sus alas
Y a la vez reparará mis huesos rotos por el peso de los días,
Choca ciegamente con la melancolía provocada
Por las palabras mencionadas en una tarde gris.
Mis ojos ya no ven el atardecer a como los veía con ella,
Mi luna ya no es luna de ese cielo que nos descubrió
En ese abrazo de almas, pieles y deseos.
Mis manos aun sienten su cuerpo
Encendido por el fuego de aquel amor
que ha quedado a la intemperie en las calles del olvido
desde aquel día en que el mundo conspiró
para acabar con todo, acabar conmigo.