El crepúsculo se despide amoroso
Con destellos breves entre nubes sonrosadas
Y tú a mi lado con tu rostro primoroso
Acomodados entre estas cuatro almohadas
Al oriente ya vislumbro
Como el manto de la noche se aproxima
Para arroparnos con su oscuro manto incoloro
Y su elegante sábana de estrellas que titilan
Una suave brisa nos envuelve
Refrescando nuestros cuerpos extasiados
Oh mi Dios que gran deleite
Yo aquí y tú a mi lado
Tus montañas yo recorro sin descanso
Esconderme un tus huecos mi manía
En tus valles para mí es un remanso
Donde podría esperar un nuevo día
Una lechuza escucho en la distancia
Y una sinfonía de grillos acompaña
Los murmullos que decimos con malicia
Y diremos quizá hasta mañana
No imagino el momento de dejarte
No soporto ni siquiera el pensarlo
Sólo quiero no parar de amarte
Sólo quiero volver a probarlo.