Alma Lorenia

Alba

Helada y fría niebla toca mi rostro

dejando inmóvil mis sensaciones

entumeciendo aquella sonrisa

que su candor contagiaba emociones.

 

Cuando una cálida piel toca mis labios

mi razón se resistió a ser palpada

mis sentidos estaban entorpecidos

no era posible

esperanza terminada.

 

Tu mano tocó la mía y se estremeció

temblando entre un mar de sensaciones

cual indefenso ser acaecido me transformó

entre tus encantos perdí mis eslabones.

 

Desde entonces mis ojos se pierden en los tuyos

mi piel vuelve a vivir, mis labios enrojecidos

su cauce impregna vida

los tristes y sombríos ríos congelados de desamor y desafíos.

 

Una quietud que llena

Una paz que invade

Un despertar sereno

Una vida de despertares.