\"Cuanto te alejas le grita la luna al sol, mientras en las noches brilla sin saber cómo…\"
Juaco.
\"No existe nada en el mundo que me apasione y me distraiga como lo escribir poesía, pero seré sincero, cambiaria mi facilidad para cincelar letras en el papel, por la habilidad de cincelar sonrisas en su corazón, así, quizá entienda lo irracional e incomprensible de este gusto por usted.\"
Juanco.
Abres los ojos un día cualquiera, te detienes un rato en el vacío que colorea la madera del techo, despabilas, te levantas, bañas tus miedos, cruzas tu mochila con la libreta que nunca llenas, te encuentras listo para invadir la cotidianidad. Sales de tu casa sin ver tu horizonte, no conoces nubes, ni amaneceres, el mismo aire espeso que asfixia, el mismo bus que le sonríe a tu afán, ese bus que paras en la esquina de toda una vida, buscas un puesto donde puedas estar solo, (no querrás distraerte en tu abstracción sobre la ventana) , así pasan 15 minutos mientras el mundo estático te dio la percepción de que corrió un poco, sigues tu camino hacia el muro desgastado de presas ocultas por el talco, ese muro donde puedes dejar colgada la agobiante rutina, caminas sin mirar un punto fijo, pero quizá por esas coincidencias que te da la vida levantas tus ojos, te sorprende un pequeño y canela sol sentado , indiferente del mundo, y en ese momento sucede, ves sumergido aquel esbelto astro en su tediosa inocencia, rodillas juntas para soportar la carpeta llena de papeles desorganizados, su cabello abrazado por un retazo de media velada, sus pupilas concentradas en el abismo del futuro, sus pómulos del color de los ocobos en junio, esa pequeña casualidad que golpea tu cotidianidad, que es el génesis de un ardor en tu pecho que no puedes explicar, ese hormigueo en tus manos que no sabes controlar, y te dejas ahogar por su distracción, solo para ver las nubes, para ver los colores del atardecer de ese día, solo para buscarla en tu rutina….
Minuto y medio para empaparte con su belleza, para embriagarte con esa aura nueva, y justo cuando crees que fue un sueño, sucede de nuevo, la encuentras en esa clase que querías evitar, a la que nunca vas, te sientas en silencio mientras se enciende de nuevo tu pecho, y quema tanto cada que invoca su aliento o conjura su risa, la que imaginas colmadas de cerezas con mentas, y no puedes entender porque estas en ascuas por dentro, de igual forma que el sol que emite esas llamas no entiende porque quema lo pechos, pues está acostumbrado a sus calor… ; Insistes, llegando el día que ese sol desconocido se abre un poco, para embriagarte de poesía, escribiendo a esa musa de fuego que inflama tu pecho, buscas sus miedos, buscas sus gestos, buscas incluso el movimiento de cada uno de sus cabellos…
Ahora caminas cegado bajo el brillo de un amable sol que no tiene la culpa de iluminar, das pasos en un mundo de poesía, pero de repente sucede de nuevo, intuyes que aquel sol furtivo tiene un planeta que lo orbita, que recibe toda su luz, con el pasar del tiempo aquella intuición se convierte en certeza, ahora sientes un agujero en el pecho, por donde se va el fuego, por donde se vierte la poesía, quedas sin llamas, sin letras mirando el brillo que aun te ciega, entiendes que la rabia no radica en que el sol ilumine otro ser, la rabia radica en que el fuego no te consumió por completo , pues falto la ignición de sus besos, corriendo a la deriva en la oscuridad del espacio, alejándote lo que más puedes de ese calor ajeno, pero también entiendes, y aun mientras el sol brille para otro pecho, mientras sus sonrisas se reflejen en otros ojos y sus labios se estrellen contra otra boca, te sientes tranquilo y dibujas una pequeña sonrisa que el agujero del pecho no se podrá llevar, pues sabes que brilla para otra persona, pero lo hace con felicidad…