Hay veces que el principio es el causante de todo, el sin fin de pliegues y dobleces de matices y de grises… El principio es como una melodía acústica de calles y avenidas, de ruedas giratorias en el asfalto de la vida. Otras, solamente una sonata desnuda, danzando en la esquina donde se encuentra el atajo a la memoria…
El principio de todo tiene la culpa, de lo triste, de lo amargo y por qué no decir, de travesuras y risas. Aquellas que muchas veces nos hicieron tan felices y luego en el desmedro de las horas se volvieron grises… El principio es el cómplice de la soledad y los silencios, de las perdidas y riquezas que adquirimos en los tiempos…
Usted es el principio culposo de estos pensamientos, del delirio que trae a mi corazón latiendo, el delincuente que al estrado de mis pensamientos, he de gritarle ¡Culpable!... Usted es el principio de pensarle, de tener mi corazón anhelante, de buscarle hasta en mis sueños, de éste principio entre las sabanas, del deseo de atar y desatar el aliento de las palmas que revolotean en los riscos de nuestras pieles…
El principio de todo es la vida de las mariposas en el vientre, el coqueteo de las miradas y del paso segundando al otro…
El principio es el culpable de todo… de los coqueteos de la luna, de las calles, del frío y la hoguera que se enciende por las noches…
Andra Neira. Chile 2014
C.R.P.I.: 74898995612-65987