la lluvia era la guardiana de todo,
de cuadros, fotos, imagenes tuyas;
la ventisca gritaba, por algunas
noches te escuché nítido y muy solo.
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las cortinas acuartelaban sueños,
cielos, ecos; tu adiós fue así de largo,
el techo se llenó de costras de hielo
y el frío era mas frío sin tus manos.
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tu rostro silente fue aquella antorcha
entre puerta y puerta, calor y danza.
lanza de armiño, me recuerdas a ti,
y me recuerdas también a mí.
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la lluvia solo era fuego en mis ojos
y tus gritos lejos, así de lejos.
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Martin Blythe
Venezuela; 2014