Por el aciago otoño las hojas diluidas
así por el invierno, tú, la más bella orquídea
que intocable y muda
te haces a la vela con alas abatidas,
sobrevolando el almo terciopelo
donde medrara tu semilla;
con tan breve vuelo que,
procura el recuerdo retenerte
en tu delicadeza suma.
El crepúsculo, óleo de lo imprevisto,
escanciará en levedad de lince
desde tu luz primera hasta la última
donde impensadas han de diluirse
mientras la vaciedad de la nostalgia,
rapta para siempre lo albo de tu sombra
que aun en absorción de la distancia
... todo lo perfuma.
ÚLTIMO ADIÓS A MI MADRE
Lucero Moscoso ©
Derechos Reservados de Autor
Julio 1º. de 2.014
Bogotá D. C., Colombia.