Fría tu mirada, y pálido mi cuerpo,
llego la muerte;
…entre sombras negras-oscuras; segundos fueron,
lo sabe alguien?
Huelo a flor marchita;
se esfuma el ultimo aliento entre los huecos de mis venas.
Atrapado en la luz infinita lo miro y es como si quisiese salir,
como si estuviese ligado, suspendido entre abismos,
me detengo para no: gritar, llorar,
y quejarme de las tempestades
De vivir la incesante vida...
De la incesante agonía.
Al limbo mi alma va sin dirección.
Oh, tropiezo por las calles esqueléticas,
que indiferente es la noche poniente cuando el brillo;
desata reflejos sigilosos e inquietantes de sombras,
aun meditabunda recuerdo…toda esa vida en sueño
allí termino en aquella casa…te dije adiós?
Y quien se despide de la muerte, acaso tu?
No. La vi otro me salvo.
El día y la noche no cesaban en recoger;
lo que dejaste en segundos: ayer...hoy,
si solo fuera ayer...como si no doliera;
te fuístes ...vacío semblante...y el silencio llora,
porque ya no estas. Descansas.