Ser musa no sólo es inspirar y hacer que el ser se libere de las cadenas de la realidad
para poder volar hacia mundos Fantásticos y convivir con seres inimaginables.
Ser la Musa de alguien es ser el horizonte que añora ese ser,
la idea susurrada detrás de la genialidad de sus descubrimientos,
es hacer que el pulso del orfébre tiemble con cada caricia de martillo,
como cada beso al soplar con su aliento el vidrio de murano,
es el cosquilleo que siente el pintor con el recorrido de una pincelada de acuarela,
aquél chasquido al romperse la punta del carboncillo sobre el papel,
es la fotografía de una célula dibujada en la mente del científico,
o cuando se sujeta y pellizca la masa que se convertirá en pastel,
es la vista del jardinero que con destreza endereza ese clavel,
la tinta que fluye cuando se escriben los pensamientos del escribano,
es la inspiración del poeta y sus versos dedicados a ella,
la precisión y la valoración de la vida del médico,
es la gracia en el enhebrar de la aguja para así un bello vestido confeccionar.
Ser Musa es como si ella recorriera el trayecto de mis venas,
y tomase control de este cuerpo que la ama y le cuenta sus penas.
- E. Omiste -