Los miedos del hombre lo son todo.
Si no existieran, jamás seríamos algo
seríamos nada, una existencia vacía
en un frasco pequeño,
como el mundo,
llenos de paz colindante a una extrañeza
de ser superiores sin esfuerzo alguno.
Vencer aquellos miedos es perder el misterio,
y aunque me muestro impaciente y me siento cobarde
no puedo enfrentarme sólo a los peligros
de una vida sin ti a mi lado,
diciéndome casi sin perder esperanzas
que no me angustie, que pronto venceré.
Antes que te alejes o que te acerques o ambas,
hay algo que en mi tu debes saber;
y es que temo, más que a cualquier otra fobia,
de enamorarme y ser amado
sin sentir absolutamente nada de miedo.