LUCIO ROBERTO RAMÍREZ GONZÁLEZ

EL TREN Y MI SILENCIO

Parado en una esquina de Barranco,
solo, esperando a que pase el tren rojo,
quiero ver por la ventana tus ojos,
o como el viento sopla tu sonrisa,
más el tren está parado, no arranca.


Te he visto mil momentos y te he amado,
muchas veces en silencio, otras no,
he disfrutado en sueños de tu cuerpo,
te he besado y en sueños, te he tenido,
orgasmos, miles de horas de placer.


Pero el tren rojo no pasa, no arranca,
no puedo ver tu sombra, tu silueta,
ni tus ojos, tus labios, ni tu cuerpo,
ni siquiera soy dueño de mis sueños,
ni los recuerdos vienen a mi mente.


Se de tu vida llena de pesares,
de dolores, tristezas y de agobios,
que desaparecen si pasa el tren,
más el tren no arranca, está parado.
nunca podré ver tus ojos pasar.


Leo tu melancolía, esperanza
de encontrar a tu libertador,
pero yo no puedo hablar mi silencio,
no puedo salir de mi propio encierro,
sólo espero parado en una esquina.


Si el tren pasara, sería distinto,
podrías olvidar tus soledades,
nuevos episodios para tu vida,
pero el tren está parado y no pasa,
en tanto el viento no sopla tus labios.


Seguirás soñando con besos de otros,
mi mano saludando tu sonrisa,
o con un adiós:  \"te veo más tarde\",
que mi silencio jamás mencionará,
porqué es el tren, no pasa, está parado.


Siento decir pero el tren negro llega,
lo tengo que arribar, llevará mi alma,
más mi cuerpo se quedará parado,
en aquella esquina de los recuerdos,
donde esperé mil veces a que pases.


Mi reina, te pido sinceramente,
que no llenes tus labios de tristezas,
tus ojos de lágrimas ni de penas,
no fue tu culpa, ha sido mi silencio,
porque nunca puede decir: \"te espero\".


Y se pasó la vida, el tren no llega,
el tren rojo está parado, no arranca,
muy cerca del puente de los suspiros,
mira, sólo viene el viejo tren negro
para llevarse mi alma y en silencio.