Mil filosos y duros golpes hieren
De manera fatal
Mis pobres carnes que vencer no pueden
Ese dolor brutal
Que sólo, amada, tus sensuales besos
De fuego sublimado
Abate con tus cariños traviesos.
Mi dolor has trocado
En prodigiosa dicha que florece
Para ofrecerme vida
Y en nuestro manantial de amor no cese
Agua de luz rendida.