Antes de partir… con tu adiós y con mí pena
he venido a escucharte por última vez.
Ahora… cúlpame de todo lo que puedas
y esconde tu pecado en mi condena.
Me reprochas y me arrojas de tú lado
después que ¡tú! fallaste…
Espero que otro te haya dado
lo que en mí no encontraste.
Si… ¡oigo tu ira reprimida!
Tu voz hiriente me abrasa
y tu risa socarrona…
es roca derretida en mi piel.
Ríes trastornada al verme abatido…
¡es el dolor… que llevas dentro!,
no te basta verme malherido
quieres verme destruido…
Y te miro para no olvidar,
porque si algún día me vuelves a buscar…
te lo voy recordar...
y con la misma moneda…
¡Yo te voy a pagar!...
Delalma
Sábado, 24 de octubre de 2009