Yo le dije a la luna
que con sus rayos de plata
le lleve mi ternura
hasta su casa.
Y la luna bella
de manera grata
pintó de acuarela
su sonrisa nata.
Y la luna bella
en la hora exacta
le llevó mi encomienda
hasta su casa.
Porque mi dulce soñadora
la luna contemplaba
a la misma hora
en que yo la miraba.
Esa bella coincidencia
de mirarnos en la luna
me trajo la presencia
de su alma pura.
En la cara de la luna
con su sonrisa de plata
vi la hermosa figura
de mi amor en la distancia.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Bajo el Nro. 0614-1214
Maracaibo, Venezuela