Porque sé que no hay senda que nos lleve
de nuevo hasta el pasado
y se han ido los huéspedes
y los dioses de antaño se han vestido de estatuas amarillas,
porque tú, que eras lecho de musgo y a tu lado escuchaba cada noche
canciones diferentes,
ya no estás
¿quién me va a devolver a tus colinas de figurados tirsos y abetos elevados,
quién va a decir nosotros, mañana, bosque, tilo
y va a insuflar caricias en tus aguas tranquilas?
Porque sólo tú sabes que las flores se queman con el sueño
y la piel ya no es piel cuando no tiene
infancias que asumir o inevitables
naufragios que hacer frente,
porque sólo tú sabes que si calla el cantor
renace el canto
¿hay otras formas, dime, otros cielos, otros gestos de amor
que no contemplen morir como la única
manera de vivirte?