Debo estar loco para amarte,
a ti que has dejado en cada esquina
tus ojos esperándome
y que te he sorprendido
acariciando mi sombra
y enjuagando con lágrimas
mis culpas de hombre.
A ti, que me llamas sin respuesta
y vives en mi olvido.
Y lloras en silencio
y me llenas de perdones.
A ti, que tejes la ternura
con los dedos diminutos del aire.
A ti mijer,
sumisa y dulce,
eterna y frágil.
A ti, que me cuidas
como nadie.
Debo estar loco,
irremediablemente loco,
para amarte.
Autor
Pablo Barattini