Con el alma impregnada en poesía,
Con la música vibrando en la piel,
Acá estoy persiguiendo fantasías…
Sin hallar lo que tanto ambicioné.
¿De qué sirven las notas, las palabras?
¿de qué sirve este fuego que camina
Impaciente en mi sangre y mis entrañas
Mientras transcurre alrededor la vida?
Acá estoy. Desprovista de esperanza.
Acá estoy. Despojada de ilusión.
Acá estoy. Empolvada de nostalgia.
Acá estoy… masticando decepción.
Hastiada de correr tras mil quimeras,
Hora tras hora deshojando sueños,
Presintiendo una dicha que no llega
Y fingiendo un sosiego que no tengo.
La musa inspiradora de mis versos
Dormita acurrucada en un rincón,
Mientras se agotan ansias y deseos,
Mientras el tiempo me hiela el corazón.
Acá estoy... Ésta soy… la prepotencia
Con que exigí ejercer mi libertad
Se fue aplacando al llegar la experiencia
Con los años y la realidad.
¿Ahora a quién exigir mis derechos?
¿Ahora a quién clamar por la justicia?
¿a quién gritarle que dentro del pecho
Duelen y sangran antiguas heridas?
¿Para qué sirve el alma de un poeta
Si debe sucumbir en soledad?
¿De qué sirven la música y las letras
Si las cadenas no pueden cortar?
¿De qué sirve mi voz si no la escuchan?
Su eco es un viajero rumbo a la nada,
Se mi escudo y mi espada en esta lucha…
¡Dios! ¡No quiero esperar hasta mañana!