Huelo tu sangre hermano.
Desde la distancia, la siento cercana,
Como si una parte de mi cuerpo se desmembrara,
Ese trozo de tu cuerpo, aún polvo, de tu tierra será siempre esclava.
Con los ojos llenos de rabia.
Con las manos manchadas, por no hacer nada.
Huelo tu miedo, tu hambre, tu muerte.
Las guerras son para los necios,
Pero las balas, son para todos.
La sangre se amontona,
Como en los burdeles, la inocencia de las niñas calladas.
El olor a carne quemada,
Perfuma los despachos repletos de caviar y flores frescas.
El olor a carne quemada,
Inunda mi cabeza, e inunda mis ojos de lágrimas rojas.
Las guerras son para los necios
Y encima, las ensucian de mentiras, falsedades, y patrañas.
Huelo tu sangre hermano.
Tengo la mirada coagulada, la sangre llena de lágrimas
Al ver tus ojos verdes, fuera de tu cara,
Tu piel blanca, inocente, hecha jirones de color rojo mortecino de la balas.
Tengo la mirada esclava de mis lágrimas, mirando la indecencia humana
La sed de territorios, de poder y batallas.
Hermano huelo tu sangre, te dejo la mía para acompañarla.