hector yaya
Tal vez
El silencio es mi testigo,A él acudo y con él hoy digo.Fui yo el culpable de ese descuidoAquel que me estrello contra la paredPalpo mis pensamientos con los suyosTomo mi cerebro entre sus manosSe sentó junto a mí y con mucho cuidado,Arranco las neuronas dueñas de los sentimientos.Aun me reprocha esa culpa de haber sido yoMe reprocha el quererla conociendo mis fracasosEl amarla sin que me este amando,El buscarla para verla en otros brazos.La soledad me apunta con sus dedos,El pasado golpea mi pecho,El dolor estrangula mi cuello,La desdicha quiebra mis huesos,El rencor me mira con desprecioY así quedo tendido en el sueloEsperando levantarme de nuevo,Para caer muy pronto, lo sospecho.