Una cierta noche mi mente echó a divagar entre las espesas angustias que rodean mi alma. Me encontré sollozando a la razón tratando de conciliar la paz, aquella que fue arrebatada por tu belleza. ¡Oh| ¡Mi hermosa y dulce Friné![1], tus encantos me han llevado a tal situación, que ya no sé por que mi corazón aún late si no estás aquí conmigo.
Viajo más allá y me encuentro a un corazón delirante, hundido en un mar nauseabundo, henchido de dolor y frustración. ¡Oh! ¡Amada mía|, lánzame de una vez desde el Léucato[2] y acaba con mis largas penas.
Si tus ojos me miran, me condenan a un mundo explosivo de luz y color, donde se solapan las más crueles quimeras que torturan a un alma endeble por el desamor.
Cuando caigo adormecido ante tu sonrisa, me transporto al Hades, donde se tornan las más inextricables emociones orgiásticas que consumen a mi cansado corazón, condenado a ser caldeado por tu voz y tu risa para ser resucitado de nuevo.
Tu piel, al rozar con la mía, me lleva a un cielo agonizante, donde se confunden las más tiernas caricias con los recuerdos más abrumantes que golpean mi cabeza, y me hacen entrar en el éxtasis de tu perfume, dejándome caer a la sima de un abismo interminable, colmado de tu impalpable sustancia.
En fin, tu esencia le da vida a este cuerpo sediento de amor y pasión; pero a la vez, lo mata poco a poco usurpando mi materia, adueñándose de mí sin piedad, sin la esperanza de poder reencarnar en otros sueños.
Hubo mujeres que provocaron en mí la lujuria y las ganas de poseerlas, pero tú, tú espabilas el deseo de morirme lentamente bajo el mirar oscuro de tus hermosos ojos.
ELMAESEVITE 13-mayo-2006
[1] Friné: Griega famosa por su inigualable belleza. Se dice que acusada de impiedad, fue absuelta de su pecado, por haberse desnudado ante los jueces.
[2] Léucato: Precipicio que se encontraba en Léucade. Era un acantilado desde donde se precipitaban los amantes desesperados.