Raúl Daniel

Te escribo

 

Te escribo…

 

Llegaste a mi vida...

¡cómo te esperaba!

(fueron nueve meses)

y te imaginaba rosado o rosada,

lleno de ternura, caricias

y besos que necesitaba.

 

Tu sonrisa tiene la magia de un  hada,

tus manitas suaves, inquietas, aladas,

poseen mensajes de paz para el alma.

 

Mi amor: mis entrañas

se abrieron para que habitaras

y te sostuvieron mientras te formabas,

Dios lo quiso así...

Hoy, con tu presencia, alegras la casa

y ¡me haces feliz!.

 

Te confieso que nunca

fui experta en palabras,

por eso te escribo...

Te amo y te pido:

¡Qué nunca te alejes de mí!