No sé si tenga perdón
y penitencia esta vida
sabiendo que le mentía
a mi propio corazón.
El miedo fue la razón
de continuar el engaño
y aunque han pasado los años
no borra su vieja herida.
Y así, me fui por la vida
montando mi Rocinante
cual caballero andante
viviendo mi fantasía.
invictas escaramuzas
contra señores impíos
vieron chocar sus aceros
en orgulloso blasón.
Sin embargo fue tu amor,
con estocada certera
sin dañarme la pechera
destrozó mi corazón.
Autor: Pablo Barattini