Cuando cae sobre mi animo
la negrura,
cuando las hechiceras menudean,
y dejando la sepultura,
hasta el alba, bailan y cantan,
a la luz de la Luna.
Cuando en esa negra fiesta,
desaparece el mundo de los vivos,
cuando están mudos los cantos
de los nidos,
aparece Satán con sus ritos y sus gritos.
A los aquelarres tengo miedo,
y en la soledad de mi pieza,
los misterios exhiben su precio,
ante mi alma medrosa pero atenta.
La noche mi atención absorbe,
y es solo ante la profundidad del orbe,
que siento temor y respeto,
y depongo mi soberbia
ante el enigma de las sombras.
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