Esta era una vez
una linda niña
que vivía en el campo
con su familia.
Esa linda chica
se llamaba Rina
y era muy alegre
y divertida,
comía galletas
y otras golosinas
y jugaba en el campo
con patos y gallinas.
Recogía frutas
y también semillas,
jugaba con mariposas
de esas amarillas
y con las lindas flores
que allí predominan.
Pero había un problema
que tenía Rina
que a ella la escuela
le daba grima,
no le gustaba
ver la bandera
ni cantar el himno
con los niños en fila.
No quería hacer tareas
ni hacer figurillas
de esas que se hacen
con plastilina.
No quería las letras
de las cartillas,
pues se sentía contenta
y feliz de la vida
llevando una vida
por demás sencilla
con toda su estampa
de campesina.
Cuenta que una tarde
Su hada madrina
habló con ella
muy complacida;
quería convencerla
de que la escuela es linda
y que la acción de aprender
no se desestima,
pero el hada no pudo
convencer a Rina
de que la escuela
era bien linda,
y es bueno aprender
de todo en la vida,
la pequeña Rina
siguió en su campo
con sus semillas
con flores y mariposas
y con sus gallinas
allá se casó
y tuvo familia
y crió sus hijos
con disciplina.
Ahora tiene una hija
llamada Cristina
y todos los días
la castiga
poque la pequeña
se fastidia
y no quiere ir a la escuela
ni formar en fila
ni quiere las letras
de su cartilla
ni hacer figurillas
con plastilina,
pero su madre
que se llama Rina
se convirtió de pronto
en su hada madrina
y logró convencerla
de que la escuela es linda
y por eso ahora
la niña Cristina
va para la escuela
porque le fascina
y aprendió a leer
poemas con rimas
y escribió un cuento
con su pluma fina
que cuenta la historia
de una linda niña
que viviendo
vida campesina
fue la gran doctora
de su familia.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo, Venezuela