Entonces nos amamos
a tal punto que
nos odiamos.
Y escucho una vocesita
dentro de tan hostigoso
silencio, que me dice
aun sigo aquí.
Y siento como si me
bañara en ortigas.
y siento como si un
puñal abriera mi cuello
por dentro.
-Lentamente-
Y te veo de vez en cuando
para no olvidar
tu silueta
y te pienso, y
te grito, rasgo mi piel
con mis uñas.
-Me desespero-
Y mis lagrimas caen
en forma de rocas,
rocas que me pesan
a lo largo del camino.
-Pero no me dañan-
Y brotara de tus manos
la desesperanza
del solitario que se
acompaña de tu ausencia.