Por qué desprecias el aire, si es el mismo que respiro;
Por qué tus ojos se nublan, cuando hay alegría en los míos.
Dime por qué, amor mío, abandonas madrigales
Y dejas, sí, en mis manos los perfumes de tu aticismo...
Qué me dice ahora la cautela, el misterio inmutable;
Y ese lazo de azucenas que al descuido se asoma,
Dejando así el aroma de aquellos tiempos, ya idos.
¿Juegas acaso conmigo?, cuando se han secados
Los panales y...los ríos chapotean, sobre piedras del olvido.
¡Mira que ya nada te luce...ni el carmín ni el amarillo;
Y el verde que pinta esperanza..., no quiere nada contigo!
Deja que la historia cierre..., deja que se luzca el olvido
Para dejar en el tintero que tú y yo, nos conocimos...
¿Acaso es pedirte mucho? Qué te olvides de mis versos;
De mi lira, y los suspiro que solías robarme, casi cuando era niño.
¡Deja que la historia cierre..., deja que se luzca el olvido
Para dejar en el tintero que tú y yo, nos conocimos...!
Para nada he condenado, lo que fue tuyo y era mío;
Ni una palabra he dicho sobre devolver el anillo,
Tómalo por bueno o por malo, que ya nada tiene sentido...
De discutir una herencia que ni tú ni yo..., nos hemos merecido.
¡Deja que se haga el hielo, deja que venza el frío!
Theo Corona