Edwind

Aturdido

Nubes hondas se agitan sobre mi

bahías imaginarias cargadas de azul

azul poblador secreto y repentino de las paredes de mi habitación.

Aun siento el encierro

aun percibo el aroma del bosque escabullirse por las rendijas

como un roedor masticando humedamente cada prenda.

He visto dos ojos

precisos y sonámbulos en la oscuridad de esta calle.

Se han fijado en mi,

como lo haría un padre preocupado por su hijo.

Me analizan con tristeza

pero aturdido e instantáneo parte aquel momento.


Truenan bajo mis pies las piedras que a lanzado ese coche

me giro.

Su luz trasera me encandila

y un reflejo destellante ataca mi percepción de la noche.

¿He sido yo o un fantasma el que se ha extinguido bajo esas llantas?
Quizá y somos lo mismo.