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Las veces que pienso en ti.

La veces que pienso en ti, 
sólo intento no recordarte. 
En las madrugadas mas agrias y embriagadas; 
mi orgullo y la soledad, pelean bajo mi almohada, 
para superar esa incomoda situación de por fin, definir, quien te quiere menos.
NO habiendo perdedor ni ganas de ganar, mi memoria te recuerda, y puedo asegurar, 
que la atracción principal es esa \"imposibilidad absoluta\" de querer que me quieras. 
Es como obligar a alguien a hacer lo que normalmente hace; a su modo y estilo.

Obligar a una estrella a brillar a voluntad.

¡Crédulo!. 
Es engañarse, confundirse y considerarse poderoso, esperanzado, correspondido, sin querer abrir los ojos y asumir lo que pasa; tentarse la conciencia. Hasta... que los pies desentrañen, besen y por fin... ¡muerdan el polvo de la tierra donde están cayendo!. 

Harto de engañarme en mi soledad, y en contra de mi voluntad, todo cambia; toda la frialdad de la situación, todo el desprecio a placer, asumido.
Toda esperanza razonablemente muerta, 
todo el desdén que conlleva el olvido. 
Cambia... con ese aire puro y macabro, que mata al respirar, aumentando la agonía, pero, alargando la vida... de momento, toda esperanza perdida, no deja de estarlo. 
Por un momento, se mantiene, mientras se pierde; toma el segundo aire de soñador que se niega a despertar, del alma incansable, de quien, sin nada que ganar, con la carrera terminada e incluso inexistente, se niega a desistir. 

Por esos momentos eternos que duran mientras pasan, que pasan mientras duran por ese tiempo buscado: anhelado, irremediablemente perdido, 
en un camino, horriblemente corto, 
camino conocido, que nada vale; sino, con quien se camina. 
Como todo, como nada, \"tiene su final\".
TODO TERMINA, CUANDO LA VEO...