Solo, como la bandera que dejaron en la luna.
Inútil, como un Cupido sin flechas.
Nostálgico, como el General retirado.
Triste, como los niños de Dickens.
Intruso, como Michael Jackson de Baltasar el día de Reyes
No reconocible, como un Papá Noel afeitado.
Obsesivo, como Hamlet con su calavera.
Estúpido, como el amor imposible de King Kong
Sin confianza, como el Patito feo.
Vacilante, como el verdugo.
Incapaz, como el viejo que olvidó la Viagra.
Decepcionado, como un niño sin bicicleta en Navidad.
Acabado, como la última botella del borracho.