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A tu lado, caminante.

¡Traté!

Traté verdaderamente, ¡Traté!, con toda mi dedicación, como quien cuida una rosa, como quien espera un tren; 

de ser quien sea tu valiente compañía. Por suerte para ti, eso solo sucedió en contadas ocasiones.
Tu duda, la conexión, tan buscada, tan anhelada, tan perdida, 
pero relegué mi puesto y pese a tener mi corazón latiendo tranquilamente por ti, 
por acompañarte, nunca supe ser, más que ese que camina disfrutando de tú prisa, irremediablemente a tu lado, caminante, conocido, incluso pretendiente. Siempre. 
Compañía, amigo... Nunca. 
Y es que no me daba cuenta, confundido por mi errante caminar, la distancia, que hacia ajena tu simple presencia. 
A tú lado, siempre caminante; compañía...

Y te veo partir y no lo quiero creer, y sé que te vas, 
más no asumo que nunca pude... nunca supe... jamás fui... 
Lo que no supe ser y nunca seré. 
A tu lado, caminante. Compañía, lo que no supe ser y nunca seré. 

Se despide sin moverse, a tu lado, caminante, y estas tú tan distante, que casi te puedo tocar.

Pero nunca lo sabrás, ni reconocerán y mucho menos, reconocerás.