Hemos hablado del problema del aborto, abriendo la posibilidad de que los lectores viertan sus opiniones y s su conceptos, pero, debemos tener en cuenta algo muy importante:
Que garantías se les ofrecen a las mujeres que están embarazadas fuera io dentro del matrimonio. Cuando la sociedad aún n o logra vencer el problema del hambre, de la educación, de la salud.
Es fácil, decir: “abortar es un delito o un pecado”, pero debemos preguntarnos: ¿Qué ahremops para garantizar que esos niños no terminen en la calle de mendigos, de delincuentes sin nin guna posibilidad de un buen vivir? ¿Qué se les ofrece a las madres, si muchas veces por estar embarazadas son arrojadas de las instituciones educativas por ser “un mal ejemplo”, si muchas veces son arrojadas de sus casas, si muchas veces son arrojadas de sus empleos. Entonces no estamos en la calidad moral de criticar sino de actuar. Y surge la interrogante. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para que esto no suceda? ¿Qué mundo ofrecemos a los futuros niños?
Un m al engendra otro mal y todo es una cadena o un círculo vicioso del cual no se puede escapar y los que pueden romperlo se encierran en la burbuja del comodismo o quemeimportismo.
¿Qué estamos dispuestos a hacer para romper ese círculo?