Ustedes piensan.
En sus decisiones ciertas.
En sus aciertos, sin resistencia.
En sus pretensiones, ambiciosas.
En sus discursos y en sus elocuencias.
En su imagen, y en su sonrisa.
En su éxito, sin crítica.
En pedir obediencia y exigencia.
En solicitarme el voto, aunque no me conozca.
Nosotros pensamos.
En pasear las tardes que no haya tormenta.
En sentarnos en el parque, jugando entre las hojas secas.
En poder conjugar el verbo libertad, en todas sus formas.
En besarnos, sin escondernos, sin mentir y con la ventana abierta.
En reírnos, aún cuando es más cierta la lágrima, que la sonrisa.
En disfrutar de una comida, aún no teniendo, pan en la mesa.
En amarnos, sin discursos, ni promesas.
En educarnos sin exigencias, recomendaciones ni prebendas.
En trabajar, pensando sólo en el trabajo, y no en las condiciones impuestas.
En hacernos viejos, juntos el tiempo y nosotros, sin sufrir sorpresas.
En no perder el tiempo vigilando de Ustedes, mi cartera.
Pero recuerden Ustedes, sin Nosotros estaríamos, en la misma trinchera.