Que aterdecer hermosos que veía caer,
tomé papel y lápiz para escribir
un verso de amor
y en eso llegastes tú
en mi pensamiento
del mal que me distes
en el ayer.
De rabia rompí todo lo que tenía escrito
y me puse a beber
y bebí tanto que me quedé dormido
y cuando me desperté el papel se había desaparecido
igual como tu lo hicistes
aquella vez, y me dejastes
triste y dolido
que hoy no quiero ni acordarme de tí
para escribir lo bonito
que es un amanecer frente al mar
y sentir que estoy libre y no acordarme de tí.