Acá estoy... ¡con el alma tan desnuda!
con el cuerpo vestido con tus besos,
anudada a tu piel, presa en tus manos,
siempre en medio del fin... y del comienzo.
La mirada de a ratos observándote...
y de a ratos refugiada en tu pecho,
persiguiendo las huellas de tu sangre
que golpean las puntas de mis dedos.
Enredada a tu cintura como hiedra,
ardo como en el fuego la madera,
más sigo inmóvil como aquella piedra...
que se quedó atascada en la rivera.
Acá estoy... con mis ríos que desbordan
buscando abarcar tu geografía,
mientras marcas mis puntos cardinales...
yo siento que la tierra es toda mía.
En la lava que ruge en tus volcanes
se disuelve la sal de mi mar muerto,
se derriten hielos continentales...
cuando estalla desde tu centro el fuego.
Con el alma desnuda te recorro,
recostada en el hueco de tu cuerpo
dos planetas distintos que se unieron...
¡para hacer de su amor un universo!