Siento el silencio de la noche, asenchan los recuerdos por la espalda
el eco fingido de las sirenas hace juego con la luz oxidada de los dias
mis manos atractivas para el dolor, recojen sangre de viejas batallas mias
mi cabeza guardada bajo la cama, rodando hacia la alfombra
los gritos callados en la casa eran escuchados retumbando en mi conciencia
se dormian diablos en mis pies, con mis canciones de cuna
aun se respiraban los sentimientos
pero ya habia colgado mi pecho en la repisa
solo quedan petalos, de mis ojos
y una que otra, espina de mis asesinatos.