A. Cuenca

Corazón de cemento

Aquí estoy, otro día mas sin ti,

amordazado y atado en la espalda por tu deseo;

carente de aquel amor que viniendo de ti parecía eterno.

Hoy alejado de mis afectos mas preciados,

tratando de evadir mi tentación de hablarte;

de explicarte a manotazos abiertos mi intensión de salvar nuestro hogar…

…pero no quiero escuchar otro rechazo de esta razón que me rompe el corazón.

 

La casa vacía donde por primera vez vivimos,

no es mas que un triste lugar,

donde sin alguien que me vea implorar y llorar,

pueda agotar mi tormento una vez mas.

 

Nada pasa, solo el tiempo y con él mis alegrías se alejan,

y la soledad de este cuarto donde nació nuestro pichón,

es solo un reguero de lágrimas…

…y este lugar donde antes al menos juntos lográbamos soñar,

se inunda de tristeza y de tortura,

donde la peores pesadillas las vivo despierto,

rasgando con ira a corazón abierto,

con un bisturí que esculpe con rencor siniestro tu desamor.

 

Abandonado estoy, preso de una carne que hace de mi sufrimiento algo palpable,

pero igualmente te quieres creer que finjo todo mi dolor,

para así no sentir lo mismo que yo siento.

 

Y te hiciste muy dura, asegurando dar vuelta tu espalda a mis lágrimas y dolor,

Y aunque a gritos te llame y mi corazón se detenga,

harás de mis lágrimas, agua para fraguar tu corazón de cemento,

…y mientras mi alma lentamente muere y se la lleva la vejez con el tiempo,

no harás nada para detener mi lamento.

Amilcar Cuenca.