AmparoIglesias

Voy a hacerte de todo, menos mío.

Voy a hacerte formato.

A retenerte en los matices de mi voz, a ver si cuando pronuncio tu nombre, consigo deshacerme del carraspeo de mis cuerdas bocales, que están en guerra contigo desde que no las haces ya gemidos.

Voy a hacerte formato.

Uno pequeñito, de bolsillo. Para llevarte allí donde vaya y no sentir que cada paso es una forma sutil de decirte adiós.

Voy a hacer formato.

Uno ligero, tal vez humo. Que entres en mis pulmones como el aire y los contamines de todas las promesas que se te ocurran mientras viajas por mi sistema respiratorio. Encárgate de cogerte a ellos con la misma fuerza que la boca de un fumador al último pitillo antes de la llegada del fin del mundo que predijeron los mayas.

Voy a hacerte formato.

En balas. Que me vueles la sien de un plumazo con la misma ligereza que se levanta una falda en la primera brisa que trae el invierno. Y si la brisa es fuerte, y me baja las bragas, me taparé con la timidez que supone el volverte a conocer.

Voy a hacerte formato.

En piel; una repleta de arboledas donde puedas recostarte, que cada poro sea una flor que se abre al contacto de tu lengua. Y que tenga memoria, una memoria que solo sepa ir marcha atrás porque hacia delante, solo divisa un paisaje de ausencias con cientos de chimeneas que escupen añoranzas.

Voy a hacerte formato.

En palabras. De las de doble filo. Que te abruman el alma y convierten tus lágrimas en una marea que sube hasta la nariz y te pone al borde de una orilla en la que no hay caracolas, ni huellas, ni sirenas. Tan desierta como los folios en los que no escribo cuando estás porque me parece malgastar el tiempo. Un montón de palabras que te adormecen con la tranquilidad de un gato durmiendo en plena carretera a las cinco de la mañana, creyendo que el sol y el tráfico, se han esfumado para siempre.

Voy a hacerte formato.

Un par de sonrisas, porque mira que estás guapo cuando eres feliz, incluso aunque no sea por mi. Pero escucha, que yo homenajeo tu sonrisa, y cierro un teatro entero para la única función que supone ver tu boca abierta en tiempos como los que corren. Y me tendrás de público, con los ojos hechos deseo, porque aunque tú no lo sepas, dentro del romanticismo, tu sonrisa es lo más parecido a los orgasmos, uno por cada diente que asoma al horizonte de tus labios.

 Voy a hacerte formato.

Un final al que invocar antes de haber empezado. Que hay días en los que te tengo tan lejos, incluso estando a tu lado, que me duelen los cientos de desenlaces que hemos protagonizado. Porque nosotros éramos de los que nos liábamos entre las sábanas las quinientas noches de Sabina, y antes si quiera de poder pasear de la mano, un final refinado y vestido de largo, nos daba el toque de queda mucho antes de lo previsto, y todo volvía a quedar a medias. ¿Has pensado que tal vez una historia a medias, más otra historia a medias, dan una entera? Y entonces podré llorarte en condiciones, con la excusa de una verdadera pérdida, porque aunque no lo sepáis, las historias a medias son mucho peores que las completas, te llevan a sentir el extravío cada vez que vuelves a verte capaz de intentar algo que nunca funciona.

Voy a hacerte formato.

Y orgasmo.

Y futuro.

Voy a hacerte de todo menos mío, para que no te agobies dentro de los puntos cardinales que supone el compromiso.