Amanece un día de sol radiante, ¡ya se huele a primavera!
Me dirijo al trabajo como todos los lunes, pero hoy es un día diferente a otros. En una parte de la tierra se ha declarado una horrible guerra.
Parece imposible, viendo a las personas caminar como todo los días a sus trabajos. Unos van leyendo el periódico, en el bus y en el metro, otras como siempre dormidas, a algunas todavía les queda la resaca del fin de semana.
¡Y entro lugar se están matando!
Siento un nudo en la garganta pensando en tantos niños que posiblemente no tengan nada que llevarse a la boca en todo el día, cuantas madres, esposas e hijos, estarán preguntándose, ¿será uno de ellos los que han muerto, o estará hecho prisioneros? ¡Qué guerra más a zurda!
La persona que está enfrente de mí sentada en el metro, me mira como si estuviera leyendo mis pensamientos, pero seguro que está pensando lo mismo que yo; o ni siquiera se ha enterado de lo que está pasando.
¡Qué poco valor le dan a la vida algunas personas!
Si mi abuelo levantara la cabeza, de seguro que encontraría un mundo mucho más loco que el que él dejó, y quería de inmediato volver al sueño de la muerte, antes de ver y oír las cosas tan horribles que están pasando.
Sumida en mis pensamientos ¡casi me paso de mi paradero! Deseo que en el programa de hoy pueda hacer que alguien por lo menos sonría, y olvide lo que está ocurriendo por unas horas: ¡EL MUNDO verdaderamente está loco!
Siento y creo que a pesar de todo, llegara el día en que todos los humanos vivan como hermanos, felices y unidos.