LIZ ABRIL

CUANDO

Cuando un día recuerdes que entre tus brazos

moldeaste a la mujer que tú querías...

que como ella, nunca jamás ha habido otras...

porque a aquella tú la hiciste a tu medida.



Cuando un día envuelto en una suave brisa,

sin tu permiso se desprenda su aroma...

revivirán en tu cuerpo las caricias

para volar en tu piel como palomas.



Cuando un día sin pensar muerdas tus labios

y te sorprendas con su sabor amargo...

lamentarás de sus besos tanta ausencia

que se agiganta cuando pasan los años.



Y si una noche cuando cierres tus ojos

por instantes ves la imagen de su cuerpo...

habrás abierto del alma aquel cerrojo

para descubrir en ti que nada ha muerto.



Sólo entonces caminando hasta su casa

y con el rostro empapado por las lágrimas

habrás de comprender que es lo que te pasa...

¡y al mirarla le gritarás que aún la amas!