Carta de él en invierno …
¿Me contarás? O ¿te irás tras las nubes en busca del sol?...
Acá no ha fallado el fuego. Luego de acariciar los ingredientes los he puesto al calor de este y me ha resultado un pan exquisito... No queda rincón de la casa sin su aroma... No queda paladar diferente a el...
Afuera llueve y dentro tu recuerdo va borrando el aroma a pan recién horneado... Te vienes a mí como fruta nueva... Como si fueras niña en busca de su ser...
El viento ha volteado a más que alguna rama y yo viviéndote en el recuerdo... Palpándote a veces...
¿Recuerdas? …
Si pareciera ayer cuando doblaste mi mirada... Cruzaste el umbral de mí destino y quisiste entonces estar presente. Hoy como ayer te recuerdo, como flor en sus raíces, bella fresca y embriagante...
Al calor de mi fuego y en el frío de tu lluvia, te busco… Te abrazo para robar tu aroma y dormirme en tu sonrisa…
Y…. Cómo no recordar si la lluvia hace brotar tu recuerdo... Y entre el llanto de los techos se oye tu voz en un te quiero... Como borrar las cicatrices que quedaron, si el invierno siempre las hace ser su propio dueño...
Carta de ella en su invierno…
Yo, acá… A veces enmudezco tal como es ahora que te leo. Lento, pausado, y con dolor en medio que ya no entiendo por qué lo siento… Lo que soy ahora es ser toda una ama de casa y entretengo mis horas tejiendo algunos versos, enredando algunos hilos deshojando alguno que otro pensamiento… a veces parecen ser como ilusiones, punto a punto sin soltar ninguno de ellos… Otras veces me vuelvo muda en mi propio silencio… Como siempre lo fui, como lo sigo siendo…
Y… ¿Cómo no recordar? ¿Si la palabra olvido jamás, ha existido?... ¿Cómo no recordar el cruce del destino entre tus pupilas y las mías?
Ayer... Todo es ayer cuando palpita un recuerdo, todo florece y embriaga brotando aquellos recuerdos... Yo, habite por mucho tiempo en el sollozo de ellos, como si fuera ésta misma lluvia la que regaba mi desconsuelo… Respire el frío que fue tu invierno acaecido y el tiempo fue menguando como luna en el cielo...
Afuera la lluvia cae y trae consigo los recuerdos, gotas nostálgicas se vuelven cómplices de los ecos de las memorias... El canto de las voces se ahoga en el sollozo de este invierno... Y ahí, solo en medio de la lluvia de recuerdos, se bañan y cicatrizan cerrando las heridas, se fortalece una vez un futuro que ni tu y yo conocemos...