VEINTE DE JULIO
Es veinte de Julio del año sesenta y seis,
un río de gentes que ondea sonriente y alegre,
se agolpa creciente a lo largo de vía anchurosa
con ansias de ver el desfile solemne, orgulloso,
que harán de parada milicias en orden formadas:
Inician la marcha los “jeep” de los jefes del mando,
los siguen los carros, cañones y tanques blindados,
remolques, tractores y grúas potentes,
camiones avanzan despacio en parejas,
llevando soldados armados y muchos pertrechos,
al tiempo que pasan aviones, formando victoria,
cruzando los cielos azules, sin nubes,
se pierden allá en lontananza.
Ya pronto se escuchan redobles de tambores y cornetas,
las bandas de guerra portando marimbas y trompas
lanzando a los aires marciales acordes,
vestidas de azules las unas, de blanco las otras,
de verde, de rojo y de negro, con cascos plateados,
dorados, brillantes u opacos, llevando penachos
erguidos, blancos y negros y rojos, vistosos,
el casco guerrero adornando, cayendo ondulados.
Prosiguen soldados de verde campaña, en escuadras,
fusiles al hombro portando los unos, metrallas los otros
y todos los cintos, cananas, de balas repletos,
seguidos de infantes marinos marchando orgullosos;
ya vienen cadetes luciendo vistosos adornos,
formando con todos los cuerpos de guerra en la marcha
graciosa amalgama de colores variados y hermosos
en frente llevando la airosa bandera.
Se escucha el compás de los briosos corceles
que avanzan en rítmica marcha, formados de a cuatro
los cascos, los llevan de adornos lustrosos cargados,
al verlos me acuerdo de aquellos que ha tiempo llegaron
de España en viejos veleros y naves guerreras,
también rememoro a los otros, valientes jinetes
cruzando los campos, las sierras nevadas, los valles,
en miles de fieras batallas sangrientas muriendo,
o venciendo al hispano opresor en las lides patriotas.
Por eso aquestos jinetes bizarros desfilan,
llevando el erguido estandarte que fuera entonces
la guía y emblema en las luchas heroicas.
Todos nosotros los vimos pasar con orgullo
y palmas batimos al verlos seguir tan marciales.
Lanceros, espadas, fusiles, invictos marchaban,
las fuerzas aéreas, también desfilaban airosas,
así como aquellos que ya retirados descansan.
¡Oh fieras escuadras! ¡Gentiles soldados bravíos!
¡Bizarros defensores de patria que todos amamos!
Valientes columnas de amigos y hermanos,
vosotros lleváis con orgullo las armas que a todos
la paz tan ansiada nos dan, por tiempos perennes!
Bogotá, Julio 20 de 1966