LIZ ABRIL

NO ESTÁS

No estás y sin embargo... 

¡estás en cada cosa!

en el silencio que enmudeció mi boca,

en los ojos vacíos de miradas

siguiendo mis pasos por la casa.

No estás... pero aquí en mis manos

presiento las huellas de tus dedos,

y a veces adivino en mis gestos

áquellos reflejados en tu rostro.

No estás... pero el eco de tus pasos

quedó gravado de memoria en mis oídos

y  ese otro eco... el de tu voz repitiendo

mi nombre como un conjuro 

para aliarte con la vida.

Y un recuerdo se viene a mi memoria

tus ojos tristes y la mirada cómplice

en la que no hacían falta las palabras...

porque los dos sabíamos 

en el fondo del pecho

que el tiempo se agotaba.

Hoy hacen dos años que  no te tengo...

ni este día ni otro día al levantarme,

pero agradezco a Dios haberte tenido

como el gran compañero de mis pasos.

Sé que no fuiste aquel hombre perfecto

que en mi niñez yo idolatraba...

pero fuiste ese valioso ser humano

que me confortó en todas mis batallas.

No estás y sin embargo...

estarás siempre

y no sólo por cuestiones de genética...

dejaste tu amor navegando en mi alma

y en el corazón quedó tu huella.