Eres tú en esencia,
eres tú en apariencia,
eres tú en la diana que medespierta cada mañana
con las notas de tu nombre.
Se aviva en mi la sosobra de tu mirada.
Me envuelve un regosijo inesperado,
una alegría rotunda, sólo por la tenue
presencia de tu recuerdo.
Tienes ese encanto de niña
en tu belleza de mujer que me aferra
a la idea de combinar tus horas con las mias
y tomar tu mano y abrazarte fuerte
y no soltarte nunca.