Escucha...
el viento trajo rumores
de promesas mancilladas
y en mi orgullo de mujer
convertí mi furia en riada
arrasando con su cauce
la confianza prodigada.
Herido mi corazón
liberó su caudal en torrente
a mis venas desangró,
limitó la razón en mi mente.
Mírame...
en tus ojos transparentes
veo tu alma diáfana
que emulando un libro abierto
invita a leer sus páginas
navegando
en su mar de tinta
advierto que el rumor
fue un sueño;
fantasía de mi mente,
celos por ti, mi dueño...
Abrázame...
que en dulce sopor me sumes,
al rodearme con tus brazos
olvido pena y dolor,
el mundo se vuelve mágico
y la certeza de amor
queda sellada en tu abrazo...
Blancalis