En la madrugada soy un mar de dudas,
preguntas sin razón de ser
a las que respondes con tono de burla,
y que solo a ti te podría hacer.
Miremos más allá, mujer...
Dime cómo rompías mis silencios con tu risa
cómo podía esbozar sonrisas con tu mirada,
quiero que hoy te acerques a mi despacio, sin prisa;
vamos, contemplemos juntos esta noche estrellada.
Miremos más allá mujer...
adéntrate en mi alma y busca,
busca tú la razón de mi inmenso querer;
la que yo no pude hallar nunca.
Miremos más allá, mujer...
Aún fantaseo con tus suaves manos
aquellas que en la noche me acariciaban,
aquellas que arrasaban como tornados;
solo tú mi vida entera desordenabas.
Y miremos más allá, mujer...
Este corazón extraviado te anhela
anhela tu inocencia y tu elegancia;
un corazón que jamás decaerá en tu espera,
vuelve a encandilarme con tu tierna fragancia.