La gente le teme a
la muerte
(pero)
¿no da más miedo
la vida?
No sufre el que
s e
v a . . .
sino el que
sequeda,
¿y qué pasará
cuando ya
no te tenga?
¿Qué hacer
cuando las campanas suenan
*y todos se hacen los sordos?*
¿Quién es
el campanero
que me
a(TORMENTA)?
¿Se puede
vivir
de tiempo
robado?
¿Y a quién le cobran
ca.da..gra.no..de..a.re.na?
¿Cómo le digo
“al extraño”
que me
avise
cuando
doble
en la
esquina?
,
si ya veo
su sombra
(en)(tus)(pa)(sos)
¿Cuál es
el maleficio
que espanta
la muerte?
¿Cómo se llama este juego
en que todos pretenden ser –ciegos-
y gritan MÁS fuerte
y ríen MÁS fuerte?
¿Para que
lo juegan?
Si yo
sigo escuchando
el heraldo
de muerte.
Mientras tanto […]
tú te deshac s
sentado en
t
u
s i l l a
d e
todos los días.
¿Cómo es
que nadie
la ve
posada en
tu hombro?
*Será que yo sigo
escribiendo versos
que nadie entiende(¿)
que nadie lee;
Y subo el
volumen
para ahogar
¡¡las malditas campanas!!
Y seguimos
de ojos
–cerrados–
y oídos
–cerrados–
Y seguimos
pretendiendo
que(no)pasa nada,
hasta que se acabe. La arena
.
.
.
¿De que
me sirve
el bolígrafo?
Si no puedo escribir,
porque lo que siento son:
(ga)
ra
ba
tos?
Creo que encajas
en el huequito exacto
que le falta a mi alma
y aún no te has muerto ido
pero tal vez lo hiciste.