Oscar Perez

Un bello atardecer

Un bello atardecer

 

¿Qué te parece si te amo por amarte,

tan sólo por vivir, porque respiro,

porque también te gusta que te bese,

porque sin novedad vas de una noche a la otra noche?

¿Qué te parece si me amas porque quieres,

porque me viste pasar y no creíste

que me daría cuenta de que me estabas observando,

y menos que podía sonreírte

cuando en tus ojos vi mi rostro aquella tarde?

¿Qué te parece amarnos sin oferta,

tan sólo porque sí, porque gustamos

de aquellas tardes juntos, de la luna

y de una vieja canción que apenas cantan las estrellas?

¿Qué te parece oír que nos buscamos,

llamarnos con la piel en estas calles,

decirnos quiero más, te toca hacer la cama

y mañana hay que comprar más pan y paltas y tomates?

¿Reírnos sin final de los galanes,

del traje de rigor de los difuntos,

de cada primavera constipada

y del enamorado que no creyó en la luna?

¿Te parece si doblamos en la esquina?

Hay un parque en que me encanta andar contigo,

un trébol y una flor con que cubrirnos

y de paso una ciudad que nos desprecia.

¿Qué te parece si este amor se lo dedicas

a cada amanecer que nos desnude,

a cada adiós que nos reparta cielo abajo,

a cada vuelta en que de nuevo nos amemos?

¿Te parece si es así que envejecemos,

que tú me dejas ser quien te acaricie,

que yo me dejo ir tras de tus pasos

y alado creo hallar la golondrina que regresa?

¿Que tengan las tostadas desayuno,

nuestras camisas un cordel en el verano,

tus cuentas un abono en que no duela

tenerlas que pagar y que no alcance para el cine?

¿Qué te parece si me quedo desvelado

y observo cómo duermes por nosotros,

cómo dejaste ayer las dos toallas

con que nos hemos de secar tras la ducha antes del día?

Podrías agregar que cuando sueñas

no es conmigo, no hace falta, porque sabes

bien que ya soy tuyo y que te abrazo,

que te gustan estas piernas que rodean

tu cuerpo que se apega con el mío.

Entonces si algo sueñas es contigo,

es con cuánto me darás de cada día,

es con cuánto quieres ser de alegre y libre.

¿Qué te parece si nada nos separa,

es decir salvo el que hay que ir al trabajo,

pasar por el doctor, ir a la marcha

y al pasado regresar para ajustar sus viejas cuentas?

Salvo esto, ¿te parece seguir juntos,

incluso en la ciudad, cuando cada uno,

en su batalla cotidiana y cenicienta,

procure su jornal, sonría a los ministros

y vuelva en metro o bus o en auto al dormitorio?

¿Qué te parece que de todos los relojes

ninguno valga más que el que nos mire crecer juntos,

que de la noche no guardemos sino el fuego

que entibia nuestra piel cuando abrazados nos dormimos?

Serás toda mi fe, seré todo tu sueño,

¿qué te parece si por fin tú me respondes

y entonces corro yo para besarte en plena plaza

y reímos los dos, como dos niños sin más prisa?

Los locos del amor, eso dirán los que nos miren

y el resto no verá sino dos tercos ciudadanos,

acaso amen igual y ya comprendan que no es simple

pero que nada más vale como esta alegre compañía,

este color del beso en que me entiendes,

ese sabor que dejo en tus caderas

y en que hasta la eternidad se nos detiene, sorprendida.

¿Te parece por fin si ya nos vamos?

Hay tanto que cuidar y asar al horno,

tanto que leer y ver planchado,

tanto amigo que ver este domingo,

tanta vida que darnos si queremos,

tanta historia que hilar entre misiles.

Voy a tomar por sí toda tu risa,

vas a ver que ya no puedes retractarte,

yo te amo y me amas tú, qué par de viejos,

qué bello atardecer, juntos los dos, ¿no te parece?

 

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23 07 14