Yo tampoco entiendo esa guerra.
Por más que me lo expliquen de mil modos,
aún escuchando de uno y otro bando argumentos,
sin capacidad de razonamiento.
Sólo siento este escozor hasta la médula,
la perturbadora imagen de los niños
que confundidos en su inocencia,
con ojos aterrados creen tener que replicar, sumisos,
la abominable enseñanza de crueldad
de sus mal llamados padres.
Y hasta aquí nos llega el llanto de esos niños,
y se escuchan sus gemidos,
transportados en el viento como aullidos,
provenientes de lejanas tierras,
y que chocan y se confunden
con el llanto habitual y más cercano
de estas, nuestras propias tierras,
donde acosa, también, maldad y sufrimiento,
con la misma intensidad en desaciertos,
pero de otras maneras.
¿Hasta cuándo? ... me pregunto…
¿hasta que esta Raza, a fuerza de ser \"Humana\",
en su afán de conquista insaciable,
destruya, irremediablemente, todo lo que se mueve
sobre esta nave espacial que nos alberga,
en su órbita itinerante entre millones de sistemas?
Nuestra casa universal...
¡Planeta Tierra!
Sosteniendo la frágil existencia de un ser...¿“pensante”?,
¡el atrevimiento es casi hilarante!
Un planeta que agoniza…
en los estertores del fuego eterno de sus odios…
que se consume lenta e irreversiblemente,
mientras sus absurdos habitantes
continúan alimentándose obstinadamente….
de su estúpida violencia;
saetas de terror, miserias, hambre, odio, destrucción
e irracional explotación.
Y los remedios...
Amor y Sensatez...
caducan por desuso
en el anaquel de la memoria.
Sin guerra, en contraste,
el alma encuentra paz
para regocijarse en las simplezas de la vida...
¿cómo sería, si todos pudieran danzar al son de un Himno de Alegría?