ABU
Marina era una niña notablemente despierta; cualquiera que hablara con ella le daba mas años que los diez que tenia.
En el último tiempo habia estado entretenida en el enorme invernadero de la mansión distraida con un supuesto \"angel\", que segun la niña necesitaba compañia.
Su perro Barullo la acompañaba muchas tardes visitando al ángel entre las flores del semillero.
Su padre era muy respetuoso de la intimidad de la niña, ya que confiaba en su responsabilidad y sentido comun y no la interrogaba sobre el angel.
La pequeña Marina comentaba con una sonrisa ironica que el angel era quien mas sabia de flores.
La tarde que llegaron del Hospital Psiquiatrico los médicos con los enfermeros, la niña se encontraba con el perro visitando al angel.
Cuando entraron al cobertizo, la nena estaba tirada en el piso con la cabeza doblada en una posición absurda al ángulo del tronco.
Y el perro barullo sangraba degollado.
En el barro fresco de un cantero estaba escrito el último mensaje.
Te quiero papá.
no es un angel, es un demonio
Y el viejo Abu estaba sentado con una mirada beatifica y con una sonrisa angelical en su cara, que exhibia unos ojos vacios perdidos en la mas profunda locura.
Era el viejo Abu el antiguo jardinero que estaba internado con los incurables antes de fugarse.
Y había sido para Marina el abuelo-angelito.
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