La curvatura del vidrio reflejaba el destello de las luces sobre las botellas y los perfiles de los parroquianos, que indagaban aburridos a las horas y a la vida, exhibian sus palideces en el entorno quieto de una luminosidad enturbiada.
Los bohemios trasnochados volvian con sus charlas repetidas, los nihilistas aficionados insistian con su pesisimismo experto y las copas lentamente pasaban y volvian.
Un hombre extraño, con la mirada en el pasado, tenia los ojos abiertos pero no miraba.
Nadie lo recordaba, pero era un viajero de la tragedia que volvia inquieto de su infierno que arrastraba desde hacia treinta años.
Extraviado en el tiempo volvía con sus fantasmas al viejo boliche buscando lo que alli no iba a encontrar.
Ni en otra parte tampoco.
Aquella mujer que habia abandonado hacia casi una vida, ya no estaba.
Casi treinta años de angustia los separaban.
¿Porque tan abruptamente, el habia desaparecido sin volver?
Son incomprensibles las vueltas de la vida. Contra todas las probabilidades se encontraron ese hombre y esa mujer.
Y asi fue que vaya saber que terrible compulsión los llevo a emborracharse juntos.
Entonces, en la intimidad, el antiguo amante, casi en un coma alcoholico con una carcajada demencial puso de la mujer a la mirada, con las piernas abiertas, diez puntadas que cerraban dos cuartas de la atroz mutilación.
¡Esto era, dijo! y jamás pronuncio otra palabra.
En la furiosa tempestad interior, la decisión le roba a la cobardia un instante.
¡Y un solo balazo baja el telón!
\"Acta est fabula\"(1)
(1) La comedia ha terminado.
dijo Augusto en su agonia.
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